Según la investigación de Aron, las personas altamente sensibles tienen cerebros que funcionan de manera diferente a los demás, con una capacidad innata para procesar la información más profundamente, captar las sutilezas y “leer” a las personas y las situaciones entre líneas.
A su vez, requieren de comprensión y aceptación no sólo de los demás sino también de ellos mismos, con todas sus peculiaridades e inquietudes. Y sobretodo respetarse con sus necesidades, por muy “poco normales”que puedan parecerle.