Los días ajetreados son un reto común para tod@s. Entre las mil inquietudes y cien cosas por hacer, llegar a todo produce un gran desgaste.
A más estrés mayor sensibilidad – ¡Más irritabilidad! – y con mayor alteración generamos mayor estrés. Llegar ahogado al final del día será claro síntoma de que no te has cuidado. Y eso no es autoestima.
Para recomponerte es imprescindible que pares, aproximadamente cada hora y media. Sí o sí, para. ¿A caso es de verdad tan importante lo que debes hacer sin poder detenerte ni 6 minutos? ¡Y RESPIRA!
Respira en profundidad para que el diafragma (músculo entre el torax y el abdomen) se pueda expandir (y no «contracturarse»).
Visualiza un espacio bonito, date «buen rollo» durante unos minutos para reequilibrar tu organismo. Es imprescindible. Y comprender que esto también pasará o que tu cuerpo se resentirá por tu automaltrato. Deja de exigirte todo el rato, ser imperfecto es parte de la vida.
Y ten presente la frase «vísteme despacio que tengo prisa».
Irá bien tenerla presente, y vivírla.
Un abrazo
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Ferran Cardona